Miles de peregrinos entraron hoy en procesión en la ciudad antigua de Jerusalén, en un ceremonia religiosa que recuerda la marcha de Jesús antes de ser capturado y crucificado.
Al son de cánticos festivos y música religiosa, decenas de miles de cristianos se unieron al patriarca de Jerusalén, Fuad Twal, en su caminar desde el Monte de los Olivos hasta la ciudad amurallada, un trayecto de unos dos kilómetros y medio que duró casi dos horas.
La procesión comenzó en la pequeña iglesia de Betfagé, con las oraciones de rigor y la concentración de todas las órdenes religiosas con presencia en Tierra Santa alrededor del patriarca, que es el máximo representante de la Santa Sede en la diócesis.
'Es un acto muy emotivo, emocionante hasta llenarte el corazón', declara la colombiana Marisa, quien llegó a Jerusalén con su esposo para pasar la Semana Santa.
La marea de peregrinos acompañó al patriarca desde la iglesia de Betfagé hacia lo más alto del Monte de los Olivos, desde el que se divisa la ciudad antigua, y donde Jesús se detuvo para rezar y llorar por lo que acontecía en la ciudad de Dios.
En el lugar donde se cree que lo hizo está la Iglesia del Dominus Flevit, en la que la procesión se detuvo para orar.
En ese lugar Jesús predijo la destrucción de la ciudad por todos los males que su población estaba cometiendo contra Dios, de acuerdo con el capítulo 19 del evangelio de Lucas.
Muchos de los peregrinos fueron en grupo acompañados del párroco de su comunidad, que etapa por etapa les iba indicando lo que significa cada lugar y las oraciones relevantes.
Grupos de todos los países, algunos con banderas y otros con carteles en los que aparecía el nombre de la parroquia a la que pertenecen, descendieron por el Monte de los Olivos hasta llegar al Valle del Cedrón.
Es un valle a los pies de las murallas de Jerusalén donde se encuentran algunos de los escenarios más vinculados a los últimos días en la vida de Jesús, como el lugar de la tumba de su madre, la cueva en la que se refugió después de la Ultima Cena o el Huerto de Getsemaní.
Es el corazón del peregrinaje fuera de la ciudad, pues en esta última se ubican la prisión de Cristo, el lugar del juicio por Poncio Pilatos, la Vía Dolorosa y el Santo Sepulcro, entre otros.
'Una semana y media es poco tiempo si se viene para Semana Santa porque hasta el domingo estamos dedicados a Dios, así que no quedará demasiado tiempo', dijo Elinor Sunder, estadunidense de 38 años.
'Antes de venir decidimos que nos quedaremos en Jerusalén y sólo si nos queda tiempo iremos a otros lugares', declaró la feligresa.
Para muchos de los participantes no es la primera vez en Jerusalén y algunos lo convirtieron en norma, y año tras año llegan en esta época como si de un ritual en sus vidas se tratara.
En el grupo de Sunder, dice ella, hay una familia que es su séptima vez y que piensa seguir viniendo porque 'aquí es diferente'.
La procesión del Domingo de Ramos se caracteriza por las hojas de palmera y ramilletes de olivo que muchos de los participantes llevan en sus manos, y que agitan a lo largo de los trayectoS al son de aleluyas.
Al son de cánticos festivos y música religiosa, decenas de miles de cristianos se unieron al patriarca de Jerusalén, Fuad Twal, en su caminar desde el Monte de los Olivos hasta la ciudad amurallada, un trayecto de unos dos kilómetros y medio que duró casi dos horas.
La procesión comenzó en la pequeña iglesia de Betfagé, con las oraciones de rigor y la concentración de todas las órdenes religiosas con presencia en Tierra Santa alrededor del patriarca, que es el máximo representante de la Santa Sede en la diócesis.
'Es un acto muy emotivo, emocionante hasta llenarte el corazón', declara la colombiana Marisa, quien llegó a Jerusalén con su esposo para pasar la Semana Santa.
La marea de peregrinos acompañó al patriarca desde la iglesia de Betfagé hacia lo más alto del Monte de los Olivos, desde el que se divisa la ciudad antigua, y donde Jesús se detuvo para rezar y llorar por lo que acontecía en la ciudad de Dios.
En el lugar donde se cree que lo hizo está la Iglesia del Dominus Flevit, en la que la procesión se detuvo para orar.
En ese lugar Jesús predijo la destrucción de la ciudad por todos los males que su población estaba cometiendo contra Dios, de acuerdo con el capítulo 19 del evangelio de Lucas.
Muchos de los peregrinos fueron en grupo acompañados del párroco de su comunidad, que etapa por etapa les iba indicando lo que significa cada lugar y las oraciones relevantes.
Grupos de todos los países, algunos con banderas y otros con carteles en los que aparecía el nombre de la parroquia a la que pertenecen, descendieron por el Monte de los Olivos hasta llegar al Valle del Cedrón.
Es un valle a los pies de las murallas de Jerusalén donde se encuentran algunos de los escenarios más vinculados a los últimos días en la vida de Jesús, como el lugar de la tumba de su madre, la cueva en la que se refugió después de la Ultima Cena o el Huerto de Getsemaní.
Es el corazón del peregrinaje fuera de la ciudad, pues en esta última se ubican la prisión de Cristo, el lugar del juicio por Poncio Pilatos, la Vía Dolorosa y el Santo Sepulcro, entre otros.
'Una semana y media es poco tiempo si se viene para Semana Santa porque hasta el domingo estamos dedicados a Dios, así que no quedará demasiado tiempo', dijo Elinor Sunder, estadunidense de 38 años.
'Antes de venir decidimos que nos quedaremos en Jerusalén y sólo si nos queda tiempo iremos a otros lugares', declaró la feligresa.
Para muchos de los participantes no es la primera vez en Jerusalén y algunos lo convirtieron en norma, y año tras año llegan en esta época como si de un ritual en sus vidas se tratara.
En el grupo de Sunder, dice ella, hay una familia que es su séptima vez y que piensa seguir viniendo porque 'aquí es diferente'.
La procesión del Domingo de Ramos se caracteriza por las hojas de palmera y ramilletes de olivo que muchos de los participantes llevan en sus manos, y que agitan a lo largo de los trayectoS al son de aleluyas.
La entrada por la muralla es uno de los momentos de mayor fervor, pues recuerda a Jesús en su entrada al predio del Templo, donde la tradición señala que volcó los puestos de los mercaderes bajo la acusación de profanar el nombre de Dios.
La llegada de Jesús a Jerusalén marca el comienzo de la semana más solemne del Cristianismo por abrir el período de siete días hasta la resurrección.
Hasta el próximo domingo los feligreses deambularán de ceremonia en ceremonia para recordar esos momentos, aunque lo harán de forma mucho más solemne que en la procesión de hoy.
FUENTE: http://www.eluniversal.com.mx/notas/669151.html
Llegué acá por un video de youtube, y dejame decirte que estás re-enfermo, primero por ponerte a escuchar las canciones de shakira al revés (que ya al derecho son intolerables) y segundo por entender lo que publicaste, si entendés eso, exorcisate ya, porque tenés al demonio en el oído.
ResponderEliminarSaludos