domingo, 14 de febrero de 2010

Una pequeña ayuda


Fortalezcan las manos débiles, afirmen las rodillas temblorosas...«Sean fuertes, no tengan miedo».

-– Isaías 35.34 (NVI)


ANA pasó al frente para cantar un solo. Ella es un miembro nuevo en la iglesia, y participaba por primera vez como solista en nuestro servicio de adoración. Cuando comenzó a cantar un conocido himno, una expresión de temor se reflejó en su rostro. Su voz salió temblorosa y débil. Estaba cantando sin acompañamiento musical, así que estaba luchando sola.


Repentinamente, alguien en la congregación comenzó a tararear la melodía. Pronto, otros se unieron. Al poco tiempo, una acompañamiento armónico a cuatro voces acompañó a Ana mientras cantaba. La ayuda vino de todas partes. Ana cobró valor, y terminó el himno con una fuerte y hermosa voz.


El respaldo musical improvisado de nuestra congregación hacia Ana me recuerda la historia de Aarón y Hur, quienes procuraron ayudar a Moisés. Cada vez que Moisés se agotaba, la ayuda de Aarón y Hur hizo una gran diferencia.


Todos nosotros/as podemos agotarnos a medida que le servimos a Dios. Nos podemos abrumar con el temor y sentir que estamos listos para rendirnos. La ayuda de alguien puede hacer una gran diferencia.

Oración:

Oh Dios, nuestro ayudador, manténnos conscientes de las personas que necesitan nuestro apoyo. Amén.


PENSAMIENTO PARA EL DÍA
¿Quién necesita hoy mi ayuda?

OREMOS:
Por los nuevos miembros de la iglesia.

fuente: http://www.upperroom.org/elaposentoalto/

No hay comentarios:

Publicar un comentario